domingo, 28 de octubre de 2007

Capítulo 16

De la incapacidad manifiesta del autor para concentrar sus esfuerzos en una actividad específica (tres posibles desenlaces en tiempo presente para concluir ya mismo esta novela)



A) Primer Desenlace: neorrealismo italiano

El poder de Perronel crece a medida que su fama de gran chef popular corre de boca en boca por todo el territorio nacional colombiano. Es condecorado con la medalla Valderrama al mérito profesional. García Márkez publica un libro de investigación periodística en el que narra el lado desconocido de Perronel. “El Coronel no tiene quien le venda” es un boom editorial. En sólo una semana se agota su primera edición. El intendente de Rosario, su ciudad natal, le envía la llave de la ciudad. Barranquillas y Rosario son declaradas ciudades hermanas. El arzobispo de Bogotá, el vicepresidente de la Nación, la Unión Empresaria de Colombia, la Central de Trabajadores Colombiana oficialista y la CTC rebelde, el cartel de Medellín, el cartel de Cali y muchas otras instituciones de la democracia, incluso el ejército y la policía, le ofrecen la candidatura a presidente de la Nación. La campaña es avasallante. Millones de cajas del PAPP (Programa Alimentario Perronel Presidente) provistas de un exquisito menú latinoamericano son repartidas durante las tres semanas previas al domingo electoral por toda la jurisdicción e incluso en algunos países vecinos. El 31 de abril de ese mismo año se impone en las elecciones presidenciales con el 91,3% de los votos.

El pueblo está feliz, la iglesia está feliz, la oposición está feliz, los empresarios están felices, el poder judicial está feliz, la izquierda está feliz, la guerrilla está feliz, los oficiales están felices, Perronel está feliz, la familia Perronel está feliz, Barranquilla está feliz, Rosario está feliz. Vladi Dobladi mira a Perronel con desconfianza al entrar en su suite presidencial.

- ¿Qué hacé Dobladi? ¡Al fin viniste a visitarme, che! – grita Perronel desde la dorada cama matrimonial. En una mano tiene el whisky, en la otra el control remoto.

- Necesito hablar algunas palabras con vos.

-Esperá que rebobino y charlamo. Estaba mirando scarfeiz, la de alpachino, ¿la viste?

- No.

- Es muy buena. Tené que verla.

- Otro día.

-¿Queré un guisquicito?

- No, gracias.

Perronel apaga la tele, enciende un habano, se rasca un huevo y dice:

- Bueno, ¿queré hablar? Dale, ¡hablá! No vaya a ser que después me venga con que en Barranquilla no hay libertá de expresión.

- El puente.

- ¿Qué pasa con el puente? ¿De qué puente me hablás?

- El puente que íbamos a construir para llegar a Jamaica, meta final de nuestro viaje, por el cual te presentaste a elecciones en Barranquilla y por lo cual estás ahora acá como El Señor Presidente de la Nación.

- Pero Dobladi. Escuchá bien lo que te voy a decir. Jamaica ya fue. Mirá, flaquito, ¿no ves? Perronel deja la botella en la mesa de luz y toma una punta de la sábana de la cama.

- ¡Seda! ¡Es seda, macho! ¿Sabé dónde dormía yo cuando era bepi? ¡En un cajón de manzanas de Río Negro! ¿Qué queré? ¿que deje todo esto porque a vos se te metió en la cabeza que tené que ir a Jamaica? ¿Qué mierda hay en Jamaica que no haya acá? ¿Qué mierda me importa a mi Jamaica? No rompá la guinda. Vení, tomate un guisquicito.

Dobladi agarra la botella de whisky y se manda un trago. Muerde sus labios, mastica la nada entre sus molares y luego pregunta:

- ¿Así que el puente no lo vas a hacer?

Perronel, el soberbio, contesta:

- No.

Dobladi se pone los Ray Ban espejados, mete la mano en su mochilita peruana, saca la Magnum, apunta a Perronel y le pega un tiro entre las dos cejas.



B) Segundo Desenlace: realismo social norteamericano.

El intendente de Barranquilla, Terry Perronel, asume el mando y dicta su primer medida de gobierno: “Todos los habitantes de Barranquilla trabajarán día y noche en la construcción de un puente que una la tierra colombiana con la tierra jamaiquina".

Al verse obligados a trabajar, y por ninguna otra razón, Jaleo López y El Maestro ingresan en las filas del Sindicato de Constructores de Puentes Internacionales y encabezan la oposición a la política faraónica de Perronel. Realizan un paro de doce horas, un paro de veinticuatro horas, un paro de cuarenta y ocho horas, una huelga general, una marcha de silencio, una marcha de antorchas, una marcha nacional, una marcha con bombos, bombas y estandartes, una marcha atlética, una marcha militar y una marcha nupcial. A los pocos días marchan presos. En la cárcel son visitados por el escritor García Márkez quien les realiza una extensa entrevista. El producto de esta charla es un libro de investigación periodística. “Mucha Marcha y Poco Dancing” es un fracaso comercial. La primera edición no llega a vender más de treinta volúmenes en un mes. García Márkez pierde dinero y crédito. “Y si no tienen nada interesante para contar no es culpa mía. El libro está bien escrito.” - declara el premio Nobel en una audición radial.

Jaleo López y El Maestro son condecorados con la medalla Valderrama al mérito profesional.

Dobladi los visita en la cárcel:

- Se mandaron una cagada, muchachos. Una vez que llegue a Jamaica voy a tramitarles un par de indultos. Hay que esperar. Por ahora no se puede hacer nada. Paciencia, amigos, paciencia, mucha paciencia ... que es la ciencia de la paz.

Perronel se encuentra rodeado por su familia. Son las cinco de la tarde. Toman té con facturas. La Señora Perronel, la primera dama de Barranquillas, había hecho pastelitos con dulce de membrillo.

- Bueno, macho. ¡Ya tené tu puente!

- Gracias, hermano, no sé como voy a agradecerte esto.

Perronel se rasca un huevo y pone cara de estar pensando cuando en realidad se dispone a repetir en voz alta un pensamiento que ya había sido pensado y repensado varias veces. Luego abre su bocaza y dice:

- Mirá, vo va a volver cualquiera de esto día. Si realmente estás agradecido por lo del puentecito me trae un rico presente y quedamo a mano. ¿Estamo?

-Estamos.

Dobladi le da siete palmadas en la espalda con la mano izquierda, cambia de posición, le da siete palmadas en la espalda con la derecha, y luego con uno de sus célebres besos sopapa se despide de Perronel.

Esa misma tarde Vladi Dobladi cruza caminando por el puente Internacional. A las siete de la tarde, el héroe en calzones, con la arena aún tibia calentando sus patas, cierra los ojos, recuerda uno por uno a todos sus compañeros de aventura caídos a lo largo de esta breve novela, y en sincero sacramento, ofrenda la última tuca que queda en la cajita de fósforos Fragata a las sagradas aguas del Mar Caribe.


C) Tercer Desenlace: realismo mágico latinoamericano

Terry Perronel inicia la construcción del puente que unirá a Colombia con Jamaica. Pero al quinto día, la obra se paraliza. El escritor García Márkez denuncia ante las organizaciones no gubernamentales y la prensa internacional, los probables desequilibrios ecológicos que originaría tal monumental estructura. Al otro día, dos buques de Greenpeace rodeados de lanchas y canoas interfieren la senda en señal de protesta. Al mismo tiempo, la carestía crece en Barranquilla debido a la falta de pan, debido a la falta de harina, debido a la falta de trigo, debido a la sequía, debido a la falta de lluvias, debido al calentamiento climático, debido a los gases tóxicos que taladran la capa de ozono, debido a los intereses mezquinos de los grandes centros industriales norteamericanos y europeos, etcétera. Crisis institucional: Perronel se ve obligado a renunciar antes del fin de su mandato. Finalmente su política, basada exclusivamente en el suministro de alimentos, lo lleva a la propia extinción de la especie Perronel como clase política. Sólo la reaparición milagrosa del Zar Gamai salva al clan Perronel de la horda popular que comenzaba a palpitarse. Veloz como un rayo, el Zar compra una docena de abogados, tres fiscales y un juez de la nación. Todo al precio de un actor de telenovela venezolana. Los aventureros vuelven al capítulo doce. Solos, luego de una larga travesía, se enfrentan al mar poderoso y caníbal sin saber qué hacer. Perronel saca la olla y la garrafita y prepara un suculento guiso de despedida. Papas, brazuelo con hueso, patitas de cerdo, zanahoria, ajo, cebolla, cubitos de pan tostado y un elemento base que transformaría el previsible y acostumbrado triste final: porotos.

Esa misma noche, montados en un pedo, Dobladi y sus amigos, llegan a Jamaica.

- Bueno llegamos - dice Dobladi.

- ¿Y ahora?- pregunta El Maestro o Jaleo o Perronel o los tres al mismo tiempo.
- Y ya está, ahora volvemos.

lunes, 22 de octubre de 2007

Capítulo 15

De como los pingos se ven en la cancha.


El público que colmaba el estadio vibraba ante la salida de los candidatos. En la tribuna popular sobresalía una gran bandera con los colores patrios (azul, amarillo y rojo) que llevaba impresa la siguiente leyenda: “CON PERRONEL SE COME, CON PERRONEL SE EDUCA al estómago”. Decenas de bengalas se encendieron en el sector que cubría la parcialidad del legendario cocinero de la cortada “El Perrito Moreno”.

Entonces comenzó la contienda.


El sistema electoral de la ciudad de Barranquilla dista bastante del utilizado tradicionalmente en otras ciudades de Colombia, América y el resto del Mundo. En esta tan particular metrópoli caribeña, el jefe comunal o intendente es elegido mediante el Método de la Ovación Popular.

Se trata de un modernísimo sistema institucional de democracia directa, a través del cual los distintos caudillos partidarios luchan con pasión por hacerse con el voto de cada uno de los integrantes de la masa de individuos presentes en la gran asamblea electoral. Basado en el renombre y popularidad que en su momento alcanzaron eventos tales como el Premio del Público del Festival de Viña del Mar, la definición del "Si lo sabe cante" de Roberto Galán o el mismo “Chupetómetro”, mecanismo contrasuccional pergeñado por la mente aflequillada de Carlito Balá, el Método de la Ovación Popular (MOP) consiste básicamente en la realización de una acción A por el elemento X para producir el efecto B en el elemento Y. Considerando a X como el candidato y a Y como la población o los ciudadanos, la acción A puede ser cualquiera (entendiendo a este cualquiera dentro del marco teórico del cualquierismo) que cause el deseado efecto B, es decir, la ovación popular.

Ahora bien, la técnica ha aportado en los últimos años un artefacto cultural que ayuda a dar cierta transparencia al proceso. La ovación se mide a través de un sonómetro espiralado, instrumento que permite captar las ondas emotivas populares, entre el 0, correspondiente al abucheo, y el 100, que corresponde a la densidad sonora de la ovación. Aquel candidato que se acerque más a la ovación se convertirá en el representante de todos sus conciudadanos por el término de cuatro años.

Los candidatos tienen un lapso X de tiempo, en el cual pueden realizar una demostración de lo que será el gobierno si ellos ganan. Esta acción de pocos minutos debe ser interpretada como una parte de la totalidad y no como la totalidad misma, pero tampoco como cualquier parte sino como una parte que a su vez sea la clave explicativa de la totalidad. Es decir que pueden realizar la actividad que más les siente o que más los represente o lo que mejor saben hacer o lo que les venga en gana. No existe ningún tipo de limitación, sólo el tiempo, previamente estipulado en una asamblea extraordinaria del consejo municipal.

Obviamente, a pesar de la libertad de acción, también abundan los oradores ya que al igual que en otras latitudes, en Barranquillas, hablar es la actividad preferida de los políticos. Sin embargo, fueron hombres que se dedicaron a ejecutar su espacio en una forma alternativa, los que generalmente se alzaron con la aclamación, la gloria, el triunfo.

Para citar sólo los casos más notorios, mencionaré a Saúl Rincón, alias “el acróbata”, que hizo llorar a una multitud con sus verticales, medialunas y fliflás, y a Wilfredo Reis, famoso vampiro, animador de la Cadena Caracol de Televisión, quien, armado solamente de una medalla de la Virgen de Guadalupe, logró hipnotizar a la concurrencia obteniendo los gritos más desgarradores de la reapertura democrática barranquillera.

Hubo otros casos en los que las victorias no fueron tan claras y se debió recurrir a sesiones de catch para desempatar entre los dos candidatos más vitoreados por los asistentes a la jornada electoral. Fue así como el ancho Rubén Peuchele se convirtió en el primer argentino que obtuvo la intendencia de la costera y bella urbe colombiana. Ahora estaba en manos de Terry Perronel, la posibilidad cierta de quedar en la historia patria por partida doble.

El primero en mostrarse fue el candidato del Partido por la Decencia y la Honra, quien organizó la filmación de un video sadomasoquista en el centro del campo de juego.

Luego vino Marco Nolas, Secretario General del Nuevo Movimiento de los Trabajadores por la Revolución Socialista Estudiantil Obrera Campesina (NMTRSEOC), escisión del Partido de los Trabajadores por la Revolución Socialista Estudiantil Obrera y Campesina (PRTRSEOC), al que se sumaron militantes del Frente de Unidad Marxista Antimperialista de los Trabajadores del Estado (FUMATE) y del Polo Obrero Regional Revolucionario Organizado, en el marco del Tercer Congreso de la Nueva Izquierda Clasista y Combativa para la Justicia Social y la Liberación Nacional, el cual sólo tuvo tiempo de hacer una breve mención introductoria sobre la trayectoria arrebatadora y prometedora de la joven fuerza política a la que representaba.

Más tarde, Monseñor Alberto Dominico Tinismo Reí, del Movimiento Católico por la Legalización de la Marihuana, utilizó su tiempo para armar, junto a las Hermanitas del Convento de la Santa Caridad Descalza, quinientos treinta y cuatro cigarrillos de la aromática hierba tropical para ser repartidos entre los más necesitados.

Y así, uno tras otro, fueron desfilando decenas de candidatos, con sus respectivos equipos electorales, que realizaron infinidad de trucos sorprendentes, hasta que finalmente llegó el turno del argentino nacionalizado colombiano, el as de las ollas y de las sartenes, el crédito de la cortada “El Perrito Moreno”, la esperanza de Dobladi, el señor … ¡Terry Perronel!.

(¡Y que baje el aplauso de la platea y el griterío de la popular!)

Encabezados por el Zar Gamai, los muchachos hicieron su ingreso al campo de juego. Se distribuyeron rápidamente en los lugares que el empresario mercenario les había asignado. Entonces el candidato patrio comenzó a recibir los ingredientes de manos de la Señora Perronel y a concretar el banquete más grande que se haya conocido en los cinco siglos de historia de Barranquillas.

Pavos rellenos con queso roquefort, suculentos canapés, exquisitos guisos de conejo, empanadas criollas, pato a la naranja, paellas valencianas, ravioles a la vaticano, sandwiches de mortadela, picadas completas, sopa paraguaya y otros cientos de miles de deliciosos platos que hicieron la delicia de los electores.

Perronel culminó su majestuosa obra con la preparación de cinco mil quinientas hamburguesas con ketchup, envidia de Mac Donalds y Karlos Arguiñano. Este gesto fue interpretado por los hombres en campaña, como un sutil homenaje al Jose Angel Garcilaso Abdul-Kabdul López y Carpintero. Por la mejilla de Jaleo rodó una emotiva lágrima.

Finalmente sonó la chicharra. El tiempo se había terminado. Todo el equipo se reunió junto a su candidato y amigo en el círculo central. El estadio había enmudecido. El Zar Gamai se rascó la oreja izquierda mirando fijamente a Terry Perronel. Este, interpretando la seña, levantó sus brazos y giró sobre sus talones ofreciendo repetidamente su corazón al público. La ovación que siguió al saludo hizo estallar literalmente el sonómetro. Centenares de fanáticos, hambrientos de fama, poder y comida, saltaron el foso que los separaba del césped, invadiendo la cancha para abrazar al nuevo intendente de Barranquilla y devorarse los restos que habían quedado en las cacerolas. Ya no había dudas, los intrépidos viajeros habían dado El Paso Decisivo en su monumental aventura.

sábado, 13 de octubre de 2007


Capítulo 14

Perronel al gobierno, Dobladi al poder.


-Bueno, señores, lo primero que voy a hacer es pedirles dos cosas: silencio y atención. Muchas gracias. Ustedes fueron los que me llamaron así que voy a obviar las presentaciones. Cada uno de los que aquí se encuentran saben de que se trata todo esto y desean lograr una satisfacción. No sé si ésta será individual o colectiva. No conozco sus ideales, ni tampoco sus ambiciones. No me importa la religión que profesan si es que profesan alguna. Es parte de mi oficio. Cuanto menos sepa de ustedes, mejor para mi y mejor para todos.

El Zar Gamai ya estaba en Barranquilla dispuesto a tender sus redes con el único objetivo de lograr la elección de Terry Perronel como nuevo jefe comunal de la costera ciudad colombiana. Desde sus primeros pasos en la venta de rulemanes, hasta sus epopeyas financieras en Tokyo, nunca nadie en la entera faz del planeta había superado en astucia y rapidez mental al poeta clandestino Zar Gamai. Tal vez su cruda osamenta fuera suficiente emblema para alzarse con más de una victoria en aquel campo de batallas entre caudillos que el austríaco Schumpeter, con cruel cruel realismo describiera; mas sería injusto acentuar esta valiosa cualidad ya que se opacaría, sin que esa sea la voluntad de quien escribe, sus otras innegables virtudes, incluso la que hace referencia a su ingenio. Gamai era aficionado a la lógica, el cálculo, la estadística, la química, la enología, el go, los puzzles y la cocina francesa; pero fundamentalmente era experto en generalidades.

Su larga barba negra unida a su ancha frente calva le daban un aspecto de persona interesante e inteligente que sabe lo que quiere y también lo que hace. De su boca jamás se oyó partir un “yo creo que” o un "¿qué les parecería si?". De su boca, sólo salían mandatos y ordenanzas.

-¡Quiero que escuchen bien lo que les voy a explicar y después cada uno a su tarea!

Luego se dirigió hasta el pizarrón y, con la destreza de un letrista chino, deslizó la tiza desarrollando la representación gráfica de su tesis. Le llevó diez minutos hacerlo. Se sentó, tomó la jarra de agua, vertió parte del líquido en un recipiente menor –al que en Colombia llaman “vaso”-, dejó la jarra, tomó el citado "vaso" y llevándoselo a los labios, que ya en un hoyo se abrían, se mandó un soberbio trago. Esta acción le llevó otros diez minutos.

Luego preguntó:

- ¿Alguna pregunta?

Uno de los hijos de Perronel, el Gran Danés, sacándose el cigarro de la boca, intervino demostrando que había estado atento durante la charla previa.

- ¿Quiere decir que vamos a jugar con dos laterales bien abiertos por la punta?

- Exactamente. Esto le dará a nuestro movimiento un mayor peso ofensivo, sobre todo si tenemos en cuenta la velocidad de ambos hombres al pegarse a la línea.

El Zar Gamai continuó:

- ¡Dobladi!, vení. Vení acá conmigo.

Al momento, Vladi Dobladi estuvo a su lado. El Zar le puso una mano en el hombro y le dio las indicaciones muy cerca del oído, casi en un susurro. El Zar guardaba con celo sus secretos y conociendo las gambetas del oficio trataba de evitar lo mejor posible a la prensa.

- Quiero que me marqués a presión al diez de ellos. Por toda la cancha, ¿entendés?. Si el tipo busca la diagonal, vos detrás de él, ¡por la diagonal!. Si el tipo va al área, vos detrás de él, ¡al área! Si el tipo va al foso, vos detrás de él, ¡al foso!. Si el tipo va al baño ...

- Está bien, ya entendí.

- Okey, pibe, andá a trotar.

Después todo el plantel fue recibiendo los consejos técnicos y tácticos del gran zar de la aventura bursátil hasta que el último de los perronelitos se sacara su más íntima duda.

Fue en esta ocasión y no en otra cuando el Zar sufrió el traumático shock emotivo que lo convertiría al budismo zen. Sucedió al oír de la boca de uno los púberes perronélicos el conjunto de fonemas alineados gramaticalmente de la siguiente manera:

- Maestro Gamai, quisiera que me diga cuál es el sentido de la existencia.

El Zar intentó explicárselo a través de un gráfico de barras, luego utilizando fósforos y, finalmente, mediante una tormenta de citas bíblicas, freudianas, marxistas y weberianas. Se dio cuenta de lo vano de su esfuerzo y quiso cambiar de tema planteando objetos de estudio más concretos y carnales como el fútbol, la política, la religión, la informática, las tetas de Sofía Loren o la reencarnación. Pero el pequeño perronelito no se daba por aludido ni vencido y repetía, ya sabiéndose hiriente, una y otra vez los mismos vocablos interrogativos:

- Sí, sí, eso es fácil de entender y lo entiendo, pero dígame ¿cuál es el sentido de la existencia?

Gamai miró hacia un lado, miró hacia el otro lado, comprobó que nadie había observado la trágica escena, sacó de su bolsillo un billete de cien dólares, y poniéndolos en la mano del joven hijo de Perronel le dijo:

- ¿Está bien con uanjandridolar?.

- Sí

- ¡Entonces vete!

El jovencito le agradeció el billete, le prometió su silencio y se fue saltincando alegremente con el billete en el bolsillo de sus bermudas hawaianas.


domingo, 7 de octubre de 2007

Capítulo 13

Del Plan de Dobladi

Colombia es tierra de entuertos (1). Tal vez más que la misma Rosario, tal vez más incluso que la mismísima República de San Telmo. Su suelo, poblado por selvas y ríos, ha sido el escenario de múltiples luchas. Desde Bolívar hasta nuestros días, desde Independiente de Medellín hasta América de Cali, desde Valderrama al Tren Valencia, pasando por el terrible Bedoya, el Patrón Bermúdez y el Chicho Serna, Colombia nutrió las venas heroicas del continente, tal vez más que ninguno de sus países hermanos. La puja por el poder y el acceso al gobierno en esta sociedad, carente de las hipocresías que mandan en otras latitudes, se muestra desnuda y despiadada, como lo dictaminó el amigo Maquiavelo allá en Florencia marcando el rumbo. El asesinato de dirigentes, los grupos paramilitares, los ejércitos guerrilleros más antiguos del continente, los feroces terratenientes y sus partidos conservadores, el fuerte armamento, la notable influencia del narcotráfico y la velocidad de sus delanteros: todo ello configura un paisaje provechoso para nuestros intereses. Propongo en esta solemne mesa de amigos la toma del poder político y la ejecución del primer plan quinquenal colombiano, cuya primera gran obra pública será la construcción del puente Barranquilla - Kingston, o, si así lo prefieren, Kingston - Barranquilla.”

Los allí presentes se pusieron de pie y comenzaron a aplaudir y el aplauso fue creciendo y primero eran las palmas de sus manos las que chocaban unas contra otras y luego aplaudieron a los árboles que estaban a su alrededor y en los caminos aledaños, hasta que derribaron todo el bello bosque y luego avanzaron hacia la ciudad y aplaudieron a los semáforos y a los colectivos y a los colectiveros, hasta que llegaron al ayuntamiento de Barranquilla en donde aplaudieron la cara del intendente hasta que al fin cedió al reclamo y ofreció su renuncia irrevocable y lo mismo sucedió con su vice-jefe de gobierno y luego con el presidente del consejo municipal, tras lo cual se convocó a elecciones municipales.

Perronel acudió al registro nacional de las personas, acompañado por su mujer y sus nueve hijos, en donde se procedió a cachetear (perdón, en donde se procedió a aplaudir) a un juez y a su secretaria hasta que dieron por finalizada la ardua tarea de nacionalizar como colombianos de Barranquilla a toda la singular familia. El hombre de la cocina estética y dinámica era el candidato de los aventureros.

Pronto dieron inicio a una campaña propagandística como nunca antes se había visto en la historia breve del siglo veinte.

(1) (del latín intortus, metido en una torta, embrocolado)