lunes, 22 de octubre de 2007

Capítulo 15

De como los pingos se ven en la cancha.


El público que colmaba el estadio vibraba ante la salida de los candidatos. En la tribuna popular sobresalía una gran bandera con los colores patrios (azul, amarillo y rojo) que llevaba impresa la siguiente leyenda: “CON PERRONEL SE COME, CON PERRONEL SE EDUCA al estómago”. Decenas de bengalas se encendieron en el sector que cubría la parcialidad del legendario cocinero de la cortada “El Perrito Moreno”.

Entonces comenzó la contienda.


El sistema electoral de la ciudad de Barranquilla dista bastante del utilizado tradicionalmente en otras ciudades de Colombia, América y el resto del Mundo. En esta tan particular metrópoli caribeña, el jefe comunal o intendente es elegido mediante el Método de la Ovación Popular.

Se trata de un modernísimo sistema institucional de democracia directa, a través del cual los distintos caudillos partidarios luchan con pasión por hacerse con el voto de cada uno de los integrantes de la masa de individuos presentes en la gran asamblea electoral. Basado en el renombre y popularidad que en su momento alcanzaron eventos tales como el Premio del Público del Festival de Viña del Mar, la definición del "Si lo sabe cante" de Roberto Galán o el mismo “Chupetómetro”, mecanismo contrasuccional pergeñado por la mente aflequillada de Carlito Balá, el Método de la Ovación Popular (MOP) consiste básicamente en la realización de una acción A por el elemento X para producir el efecto B en el elemento Y. Considerando a X como el candidato y a Y como la población o los ciudadanos, la acción A puede ser cualquiera (entendiendo a este cualquiera dentro del marco teórico del cualquierismo) que cause el deseado efecto B, es decir, la ovación popular.

Ahora bien, la técnica ha aportado en los últimos años un artefacto cultural que ayuda a dar cierta transparencia al proceso. La ovación se mide a través de un sonómetro espiralado, instrumento que permite captar las ondas emotivas populares, entre el 0, correspondiente al abucheo, y el 100, que corresponde a la densidad sonora de la ovación. Aquel candidato que se acerque más a la ovación se convertirá en el representante de todos sus conciudadanos por el término de cuatro años.

Los candidatos tienen un lapso X de tiempo, en el cual pueden realizar una demostración de lo que será el gobierno si ellos ganan. Esta acción de pocos minutos debe ser interpretada como una parte de la totalidad y no como la totalidad misma, pero tampoco como cualquier parte sino como una parte que a su vez sea la clave explicativa de la totalidad. Es decir que pueden realizar la actividad que más les siente o que más los represente o lo que mejor saben hacer o lo que les venga en gana. No existe ningún tipo de limitación, sólo el tiempo, previamente estipulado en una asamblea extraordinaria del consejo municipal.

Obviamente, a pesar de la libertad de acción, también abundan los oradores ya que al igual que en otras latitudes, en Barranquillas, hablar es la actividad preferida de los políticos. Sin embargo, fueron hombres que se dedicaron a ejecutar su espacio en una forma alternativa, los que generalmente se alzaron con la aclamación, la gloria, el triunfo.

Para citar sólo los casos más notorios, mencionaré a Saúl Rincón, alias “el acróbata”, que hizo llorar a una multitud con sus verticales, medialunas y fliflás, y a Wilfredo Reis, famoso vampiro, animador de la Cadena Caracol de Televisión, quien, armado solamente de una medalla de la Virgen de Guadalupe, logró hipnotizar a la concurrencia obteniendo los gritos más desgarradores de la reapertura democrática barranquillera.

Hubo otros casos en los que las victorias no fueron tan claras y se debió recurrir a sesiones de catch para desempatar entre los dos candidatos más vitoreados por los asistentes a la jornada electoral. Fue así como el ancho Rubén Peuchele se convirtió en el primer argentino que obtuvo la intendencia de la costera y bella urbe colombiana. Ahora estaba en manos de Terry Perronel, la posibilidad cierta de quedar en la historia patria por partida doble.

El primero en mostrarse fue el candidato del Partido por la Decencia y la Honra, quien organizó la filmación de un video sadomasoquista en el centro del campo de juego.

Luego vino Marco Nolas, Secretario General del Nuevo Movimiento de los Trabajadores por la Revolución Socialista Estudiantil Obrera Campesina (NMTRSEOC), escisión del Partido de los Trabajadores por la Revolución Socialista Estudiantil Obrera y Campesina (PRTRSEOC), al que se sumaron militantes del Frente de Unidad Marxista Antimperialista de los Trabajadores del Estado (FUMATE) y del Polo Obrero Regional Revolucionario Organizado, en el marco del Tercer Congreso de la Nueva Izquierda Clasista y Combativa para la Justicia Social y la Liberación Nacional, el cual sólo tuvo tiempo de hacer una breve mención introductoria sobre la trayectoria arrebatadora y prometedora de la joven fuerza política a la que representaba.

Más tarde, Monseñor Alberto Dominico Tinismo Reí, del Movimiento Católico por la Legalización de la Marihuana, utilizó su tiempo para armar, junto a las Hermanitas del Convento de la Santa Caridad Descalza, quinientos treinta y cuatro cigarrillos de la aromática hierba tropical para ser repartidos entre los más necesitados.

Y así, uno tras otro, fueron desfilando decenas de candidatos, con sus respectivos equipos electorales, que realizaron infinidad de trucos sorprendentes, hasta que finalmente llegó el turno del argentino nacionalizado colombiano, el as de las ollas y de las sartenes, el crédito de la cortada “El Perrito Moreno”, la esperanza de Dobladi, el señor … ¡Terry Perronel!.

(¡Y que baje el aplauso de la platea y el griterío de la popular!)

Encabezados por el Zar Gamai, los muchachos hicieron su ingreso al campo de juego. Se distribuyeron rápidamente en los lugares que el empresario mercenario les había asignado. Entonces el candidato patrio comenzó a recibir los ingredientes de manos de la Señora Perronel y a concretar el banquete más grande que se haya conocido en los cinco siglos de historia de Barranquillas.

Pavos rellenos con queso roquefort, suculentos canapés, exquisitos guisos de conejo, empanadas criollas, pato a la naranja, paellas valencianas, ravioles a la vaticano, sandwiches de mortadela, picadas completas, sopa paraguaya y otros cientos de miles de deliciosos platos que hicieron la delicia de los electores.

Perronel culminó su majestuosa obra con la preparación de cinco mil quinientas hamburguesas con ketchup, envidia de Mac Donalds y Karlos Arguiñano. Este gesto fue interpretado por los hombres en campaña, como un sutil homenaje al Jose Angel Garcilaso Abdul-Kabdul López y Carpintero. Por la mejilla de Jaleo rodó una emotiva lágrima.

Finalmente sonó la chicharra. El tiempo se había terminado. Todo el equipo se reunió junto a su candidato y amigo en el círculo central. El estadio había enmudecido. El Zar Gamai se rascó la oreja izquierda mirando fijamente a Terry Perronel. Este, interpretando la seña, levantó sus brazos y giró sobre sus talones ofreciendo repetidamente su corazón al público. La ovación que siguió al saludo hizo estallar literalmente el sonómetro. Centenares de fanáticos, hambrientos de fama, poder y comida, saltaron el foso que los separaba del césped, invadiendo la cancha para abrazar al nuevo intendente de Barranquilla y devorarse los restos que habían quedado en las cacerolas. Ya no había dudas, los intrépidos viajeros habían dado El Paso Decisivo en su monumental aventura.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Uff. El sistema electoral de Barranquilla es como para recomendar a la doña Bachelet para ver si cambia el Binominal que es un poco menos "sofisticado".
Grande "Campion"