lunes, 21 de enero de 2008

Capítulo 25

Donde por fin se cuenta el fin.

Propulsado por su propia soledad, Dobladi abandonó la aldea y luego de aletear un rato por aquí y por allá, probando el sistema aéreo, vislumbró entre dos bahías, las hermosas e inmensas playas de El Paraíso. Sobrevoló la zona durante algunos minutos hasta que localizó la torre de El Castillo Hotel Inn. Su bautismo de vuelo había sido demasiado abrupto y si bien había comenzado a agarrarle la mano al asunto, aún no manejaba con habilidad las artes del buen planear. Buscando la manera de descender sobre una de las terrazas del complejo turístico, se topó con El Ogro al que reconoció fácilmente debido al tono verdoso de su piel. El horrible engendro, en musculosa y slip, disfrutaba de un Campari con Naranja, a un lado de su piscina particular.

- ¡Fuera de mi solarium, bicho repugnante! -gritó El Ogro al divisar a aquel ser volátil que revoloteaba sobre su grasosa y rubia cabellera.

- No soy un bicho, soy Vladi Dobladi, El Que Vio La Señal, El Que Vino De Lejos, El Que ...

El Ogro tenía más de cinco metros de altura y calzaba cientodieciocho. Se sacó una ojota y la lanzó contra Dobladi que cayó de boca contra el piso.

- ¿Sabés quién sos vos? ¡Vos sos El Que Cayó De Boca, gil! - se burló el gigantón.

Luego se incorporó con pesadez de su reposera y se dispuso a acabar con aquella molesta alimaña que había osado interrumpir la paz de su morada. El Ogro se paró frente al cuerpo desparramado de Dobladi y lo miró con una expresión de hondo desprecio. Después alzó la cientodieciocho como si se dispusiera a despachurrar una cucarachón, pero Dobladi que había adivinado la intención, se hizo a un lado justo un segundo antes de que aquella olorosa y gigantesca pata aplastara su existencia contra el piso. Acto seguido, con la agilidad de un danzarín soviético, se puso de rodillas y tomando la empuñadura de su pesada espada con ambas manos, la levantó sobre su cabeza y la bajó con tal violencia que de un solo golpe cortó el pulgar de ese pie espeluznante. Con una de sus garras delanteras, El Ogro intentó tomarse la herida tratando de detener la hemorragia. Sin perder una fracción de segundo, Dobladi dio un salto sobre la pata sana y repitió la operación quirúrgica amputando el otro pulgar. El monstruo perdió el equilibrio y cayó de espaldas en la piscina.

- ¿Te rendís? -preguntó Dobladi.

- No

El Ogro quiso levantarse pero había quedado atascado. Lanzó un sopapazo al pequeño y dañino bicharraco, pero no pudo dar en el blanco. Un líquido espeso y rojo fluía a chorros desde aquellos huecos que quedaron abiertos donde antes había pulgares. Dobladi hundió sus dientes en el lóbulo de la oreja derecha y lo mordió con tanta fuerza que lo arrancó de cuajo.

- ¿Te rendís ahora? -volvió a preguntar el valiente luchador americano mascando el cacho de carne.

Impresionado por tanta sangre y retorciéndose de dolor, El Ogro sintió que le bajaba la presión. Débil y jadeante, se puso a llorar clamando misericordia.

Rayaba el día cuando el noble guerrero abrió la puerta de la suite presidencial. Los primeros destellos del alba iluminaban la piel negra de una hermosa joven que dormía profundamente sobre un reconfortable sommier de dos plazas. Dobladi tomó una silla y se sentó frente a ella. Tuvo ganas de acariciarla, ganas de despeinarla. Nunca había experimentado tanto deseo. Se inclinó sobre el agraciado rostro de la muchacha y la besó. Apenas sintió el roce de sus labios, la bella aldeana abrió los ojos. Miró con ternura a Dobladi, El Que Ya No Se Sentía Solo. Las manos de la mujer se aferraron al cuello del hombre que la alzó en sus brazos y la estrechó contra su cuerpo. Sus bocas volvieron a encontrarse una y otra vez mientras bajaban las largas escaleras buscando la salida.

La muchacha quiso conocer el nombre de su salvador.

- Vladi Dobladi, El Que Vio La Señal, El Que Viene De Lejos. ¿Y el tuyo?

- Jamaica - dijo ella con una sonrisa.

Ese mismo día se celebró la boda.

7 comentarios:

Hannah dijo...

Magnífico y apasionante relato. ¡Bravo!
Un saludo cordial
Hannah

Cecilia dijo...

todo concluye al fin? todo tiene un final?

fermut dijo...

(continuará ...)?

GAb GAbelich dijo...

uhhh

me colgué y no había leido (hasta hoy)el final.

el final?



salud!

Anónimo dijo...

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Inspeculum dijo...

¿Y ahora?
¿Cómo seguimos?
La muchachada hespera hanciosa.
Sds.
A.

Anónimo dijo...

Má ke sé yo!!!